El EPA es la abreviatura del ácido eicosapentaenoico mientras que el DHA corresponde al ácido docosahexaenoico. Ambos son ácidos grasos omega-3 que se consideran esenciales al tener que incorporarse a diario desde la dieta. Se encuentran en pescados tales como la caballa, el atún y el salmón; aunque también los puedes encontrar en forma de suplemento dietario en cápsulas en gel para ayudar a satisfacer los requerimientos nutricionales diarios. Tanto el EPA como el DHA ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares (Asociación Americana del Corazón, 2016) e incluso facilitan la recuperación muscular, la movilización de grasas para su oxidación e incrementan la bioenergética celular, entre otros efectos.
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